Para muchas personas es sólo una forma de arte que bien podría pasar inadvertida, para otros es algo importante para llenar su iPod, bailar en el antro o cantar en las borracheras. Para otros es una forma de vida o es su vida misma. Y para mí, es una pasión, es un escape momentáneo de la realidad y el camino de regreso a ella, una amiga que nunca me traicionaría, una forma para expresarme, un buen lugar para estar.
Desde Hard Rock con AC/DC hasta la siempre sorprendente trova cubana de Silvio Rodríguez, noches como esta, en las que llego a sentir ese vacío, pueden pasar tan rápido o tan lento como quiera. Pues me transporto a los lugares más increíbles, indescifrables en ocasiones, familiares, cálidos, alegres, fríos, frescos... e invocar sensaciones tan vívidas que por un momento no pareces necesitar nada más, como liberar la furia acumulada, recordar a esa persona, olvidar los problemas, sonreir, reflexionar sobre la vida, llorar...
Siempre dicen que no debemos vivir en el pasado, que vivamos el presente de cara al futuro, pero muchas veces tenemos recuerdos de tiempos que realmente fueron muy importantes para nosotros y que no podemos tenerlos más. Creo que es bueno de vez en cuando, sentarse a recordarlos. Disfruto mucho de mirar atrás, a aquellas tardes con mi banda, los vecinos callándonos y nosotros tocando cada vez más fuerte, haciendo ruidos que en algún momento se convertirían en canciones, dibujando garabatos en papel que más tarde formarían versos, escuchando a nuestros ídolos con grandes esperanzas de llegar a ser un día como lo fueron ellos, tratando de conseguir un lugar dónde tocar o incluso, grabando nuestras propias composiciones...
Pero un día debí regresar a la realidad y darme cuenta que por mucho que ame la música, no podía seguir ahí, porque no estoy hecho para eso. Debía encontrar un camino como casi todos los demás, seguirlo y trabajar duro, y por eso estoy aquí escribiendo estas lineas, soñando mucho también y aún tratando de encontrar mi lugar. Justo hay una canción del primer álbum de los Enanitos Verdes, que me pone mucho a pensar sobre todo esto. Dice más o menos así:
"Hay muchos que ahora son ingenieros, que pocos quedaron de aquellos. Pero yo aún sigo cantando y lo voy a seguir haciendo. Una lección me dió la vida, tenés que hacer lo que el corazón diga".
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